Me permito ver a dios, la fuente, la esencia, en todas las cosas.

Me permito ver a dios, la fuente, la esencia, en todas las cosas. 

Al practicar "Me permito ver a la fuente en todas las cosas", abrazamos la idea de que no se necesita esfuerzo, sino un acto de permitir que sea lo que ya es. 
En lugar de forzar cambios o resistir lo que es, fluyes con la corriente de la vida. Este enfoque te lleva a un estado de gracia, donde reconoces la belleza y la divinidad en cada aspecto de la vida sin necesidad de cambiar nada. Es un permitir que el universo se revele ante ti en toda su gloria, sin esfuerzo ni lucha. Esto te llena de una profunda sensación de unidad y gratitud, tanto por ti mismo como por el mundo que te rodea. 
En resumen, "Me permito ver a la fuente en todas las cosas" te invita a fluir con la vida, permitiendo que la belleza y la divinidad emerjan de manera natural, sin esfuerzo. Es un acto de amor propio y amor hacia el mundo, que genera un efecto positivo tanto en tu vida como en tu entorno. 
  • "Me permito": Esta parte de la frase subraya la idea de que la elección de cómo vemos el mundo y las experiencias es un acto consciente y voluntario. Implica un sentido de libertad y autorización personal para adoptar una determinada perspectiva o enfoque. 
  • "Ver": La acción de "ver" aquí va más allá de la percepción visual literal. Representa la comprensión y la toma de conciencia, lo que significa que estamos dispuestos a profundizar y explorar más allá de las apariencias superficiales de las cosas. 
  • "La fuente": La "fuente" se refiere a la fuente de toda existencia, a menudo relacionada con la divinidad, Dios, el universo o la energía universal. Reconocer "la fuente" implica ver la conexión con la fuente creadora de todo lo que es. 
  • "En todas las cosas": Esta parte de la frase es fundamental. Significa que no estamos limitando nuestra percepción a ciertas personas, objetos o situaciones. En cambio, estamos dispuestos a ver la divinidad en todo lo que existe, ya sea algo que percibimos como positivo o negativo, bello o feo. 
En conjunto, esta frase sugiere que estamos abiertos a ver la divinidad, la presencia de Dios o la esencia espiritual en cada aspecto de la vida cotidiana, incluso en las cosas que podrían parecer triviales o mundanas. Esto implica una profunda espiritualidad que no se limita a las prácticas religiosas tradicionales, sino que se extiende a la forma en que experimentamos y comprendemos el mundo que nos rodea. Además, esta afirmación también sugiere una actitud de gratitud y aprecio hacia todo, ya que, al reconocer la fuente en todas las cosas, estamos viendo el valor y la importancia intrínseca de todo lo que existe en nuestra vida y en el universo. 
Esta perspectiva puede llevar a una mayor paz interior, comprensión espiritual y conexión con lo divino en todo momento.